Estos cambios tienen muchas variantes
dependiendo de la situación en que llega este embarazo a la pareja, si fue
buscado o premeditado, si sucedió accidentalmente, si no era deseado en ese
momento, si la pareja pasaba por un período de tensión o por el contrario, de felicidad
y afianzamiento.
Salvo casos patológicos de rotunda negación hay
características que son comunes a todas ellas solo que en cada caso particular, se
manifiestan con diferentes magnitudes.
-
Sentirse menos querido por su pareja: Los cambios hormonales de la mujer modifican
conductas y sentimientos, entre ellos vulnerabilidad y estados de ánimo
variables, lo cual genera inseguridad en el hombre referente a su relación
de pareja que ve cambiada. El hombre debe estar informado para saber los
orígenes de estos cambios y que no son permanentes, sino será presa de
temores de la relación futura y sus conductas sí podrían modificar
negativamente la relación.
- Mi esposa cree que no la entiendo: Otro de los cambios de la mujer es su incremento de
la sensibilidad, entonces el hombre se sentirá agobiado por sus
repetitivas charlas acerca de sus temores, preocupaciones y miedos. Aunque
tu intervención (escuchando, buscando juntos información, demostrándole
que estás siempre disponible para ella) te parezca infructuosa, ella lo
necesita y si sabes observarlo, verás lo bien que le haces.
- Sentimiento de exclusión: Las
atenciones preferenciales hacia la mujer por parte de amigos y familiares,
el supuesto abandonado por su esposa (que muchas veces pierde o modifica
el deseo sexual) pueden generar sentimiento de exclusión en el hombre.
Mucho más si el bebé ya nació. Si el hombre no tiene claro su relevante rol
de soporte emocional de la familia, será él quien se autoexcluya y al
mismo tiempo perjudique la dinámica emocional de todo el grupo.
- Mi vida cambiará:
definitivamente la vida no será la misma de antes, al nacer el bebé nacerá
también una responsabilidad, la vida social cambiará, el ambiente
familiar, los momentos de privacidad, las finanzas, etc., pero a cambio
recibirás tantos momentos gratos y nuevas experiencias que estarás
dispuesto a dejar la vida de matrimonio sin hijos, por la de una familia,
con todos sus problemas y satisfacciones.
En realidad todo lo antedicho es minimizado y superado con un ambiente
amoroso y procurando un diálogo fluido, honesto y respetuoso con la pareja.
Toda situación de la vida es una oportunidad para crecer, evolucionar y de
cada uno depende aprovecharla. Ser padre primerizo no es una situación más, pasas
a escribir tu propia historia, la madre tendrá sus propios retos pero los tuyos
no serán menores. Es quizás el momento de aprender a dar de manera
incondicional, de entender y aceptar sin juzgar, de fortalecer el amor y un
clima de felicidad, de ser mejor de verdad para que con tu ejemplo se formen
mejores personas. Es el momento de aportar tu “grano de arena” para cambiar las
cosas para mejor, no solo las tuyas sino las de todos.