La llegada de los hijos, el primero
especialmente, impone cambios en la organización de la pareja. El tiempo que
demanda la actividad laboral empieza a quedar ajustado y debemos organizarnos
debidamente para poder cumplir tanto con
lo que veníamos haciendo como con los cuidados y atención del nuevo integrante
de la familia.
Aunque la elección de
pedir ayuda a alguno de los abuelos debería
ser beneficiosa para todos (abuelos, padres y nietos) también pueden suscitarse
algunos inconvenientes. Con frecuencia, las circunstancias obligan a los
abuelos a ejercer funciones que deberían cumplir los padres (la educación por
ejemplo) y además la carga horaria que supone esta tarea puede sobrepasar las
fuerzas del abuelo.
Estadísticas realizadas en España (en el informe "Las abuelas
como recurso de conciliación entre la vida familiar y laboral. Presente y
futuro", dirigido por Lourdes Pérez Ortiz) el 84 % lo deben hacer debido a
las restricciones horarias de los padres (podríamos leer que no lo hacen solo
por placer) y el 41 % acusa cansancio por la extensión horaria de la tarea. Sin
embargo más de la mitad de las abuelas encuestadas valoraba positivamente su tarea.Como en toda interacción humana, independientemente del grado de familiaridad, amor, dedicación y compromiso, pueden aparecer diferencias y roces, en este caso entre padres y abuelos. Los desencadenantes particulares son diversos pero pueden delinearse en la generalidad de “diferencias de criterios en cuanto a modos y actitudes frente a toma de decisiones de crianza” que pude derivar en una competencia o rivalidad de idoneidad en la tarea, no hay que olvidar que los noveles padres inconscientemente querrán demostrar a sus padres que ellos también saben criar hijos.
Si bien no cabe duda que la responsabilidad de la crianza y la manera de llevarla a cabo corresponde a los padres, no debe olvidarse quienes pidieron esa ayuda y que seguramente ese abuelo se puso a disposición sin imponer mayores condiciones quizás, inclusive, relegando necesidades personales.
Es responsabilidad de la
pareja dialogar al respecto para diluir estas diferencias con amor y
comprensión, debe prevalecer la autocrítica a la crítica. . . y en última
instancia la forma correcta de hacer las cosas puede ser una “verdad subjetiva”.
Todo lo expuesto remite a la necesidad acuciante del pedido de
ayuda pero también es cierto que hay un valor agregado que los abuelos aportan,
que muchas veces no vemos y precisamente esto es lo que hace (históricamente) deseable
sino imprescindible su presencia.
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Son intérpretes privilegiados de ideales y de
valores comunes que rigen la convivencia y aportan su comprensión de la
complejidad de la vida desde los acontecimientos que han tenido que afrontar enseñando a "evitar los errores del
pasado" (Arzobispo Filoni).
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Respecto de los valores, la contribución de los
abuelos es crucial, dado que su experiencia ayuda a los nietos a mirar las
vicisitudes de la vida con más serenidad y sabiduría.
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Es el historiador de las tradiciones familiares,
los niños disfrutan cuando los oyen hablar sobre su juventud y esto los ayuda a
llenar el vacío entre pasado y presente.
P
Finalmente, antes de solicitar ayuda, deberíamos ser
conscientes de las necesidades y limitaciones que tanto la edad como la individualidad
e independencia requieren ser tenidas en cuenta para que las relaciones
abuelos-padres y abuelos-nietos sean armónicas y placenteras para todos.
A propósito de este último párrafo quiero citar al Dr. Graves:
“Si la regla de oro es: Haz a los demás lo que quieres que te
hagan a ti, la regla de platino es: Haz a los demás lo que ellos quieren que se
les haga” .
Guillermo Drexler